juguete travieso

En una casa llena de voces y pequeños desórdenes, un juguete azul con orejas grandes y mirada traviesa comenzó a robar sonrisas. Era Stitch, el extraterrestre más tierno y caótico que había llegado a tu hogar.

Los niños lo adoran. Cada vez que alguien lo acercaba al brazo de otro, el sonido de su mordida hacía estallar la risa colectiva. Incluso los adultos, que al principio lo veían solo como un muñeco más.

Y así, entre juegos, bromas y abrazos, Stitch dejó de ser solo un juguete. Se transformó en un símbolo de unión, un recordatorio de que las risas más sinceras nacen de los momentos más simples

Con el tiempo, el juguete azul se volvió parte de la rutina diaria. A veces dormía junto a los niños, otras aparecía en la mesa del comedor como un invitado más.